San Juanito abrazando al Niño Jesús en presencia de ángeles

 

San Juanito abrazando al Niño Jesús en presencia de ángeles

Fotografía: Archivo Museo de Bellas Artes de Sevilla

San Juanito abrazando al Niño Jesús en presencia de ángeles.

Anónimo. Escuela flamenca.

1660 [ca] Siglo XVI.

Estatal. Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Óleo sobre lienzo. 129 x 76,5 cm.

Esta interesante y poco conocida representación de San Juan Bautista ingresó en el Museo de Bellas Artes de Sevilla en 1979, gracias a que el Estado español ejerció el derecho de tanteo sobre la misma.

Se trata de una composición inusual dentro de la iconografía de san Juanito, ya que, aunque como infante aparece en gran número de escenas a partir del Renacimiento italiano, en la mayor parte de los casos lo hace acompañado de las figuras del Niño Jesús y la Virgen, o bien de forma aislada y con el cordero, así como también con otros ángeles niños.

Poco frecuente es también la forma de presentarlo de espaldas, sin que se le vea el rostro. Figura ataviado con su icónica indumentaria de pieles y sujetando con firmeza el cordero. Detrás aparece el ángel mancebo, que emerge de un fondo entre tinieblas y observa al pajarillo que se posa sobre sus dedos.

Este ángel adolescente viste con una túnica con la que parece cubrir al ángel niño en un dulce gesto de protección. En su rostro se intuye la ejecución por un discreto – pero no por ello desdeñable- artista imbuido de la estética de la pintura flamenca de influjo rubeniano. El cordero se representa en tonos ocres, con un detenido tratamiento del pelaje en cortas y finas capas de pintura que combina con otras de más carga pictórica para dotar al animal de un mayor naturalismo.

Con respecto a su tratamiento compositivo, resulta también atrayente el recurso simbólico de los personajes cuyas miradas se dirigen hacia el espectador. Podemos trazar una línea imaginaria entre ellos formando un triángulo cuyos vértices estarían constituidos respectivamente por el ojo del cordero, el del ángel y el del pajarillo, interpelando así a la devoción de los fieles.

En cuanto al asunto representado, podría tener relación con el tema de la partida de san Juan Bautista al desierto guiado por un ángel adulto, identificándose a éste con Uriel, arcángel que, por otra parte, es citado en los evangelios apócrifos en la etapa de crianza del Bautista. Sin embargo, como señala Nerea V. Pérez, es un tema que difícilmente se puede encontrar en la pintura occidental a partir del siglo XV. Es por ello que nos inclinamos a pensar que el ángel mancebo podría tratarse de san Gabriel, ya que, como cita san Serapio en su obra “The Life of John the Baptist”, es este arcángel quien acompaña a Isabel y a su hijo al desierto en su huida de la persecución de inocentes organizada por Herodes.

Carolina Verdejo Otero

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