Ya se ha presentado a los hermanos un ilusionante proyecto de recuperación histórica: la túnica «de los dragones» del Señor del Silencio. La obra original fue realizada por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1899, bajo un diseño atribuido a Antonio Amián Austria.
Tal y como consta en las actas de la época, la túnica original fue sufragada por hermanos y devotos. Esta hermosa coincidencia se repetirá 127 años después, ya que la nueva pieza también será donada por la hermandad. La ejecución material correrá a cargo del taller de las Hermanas Rama.
En su momento, esta túnica supuso un paso firme y valiente en la evolución de las artes suntuarias sevillanas de finales del siglo XIX, coincidiendo con la renovación estética que trajo consigo el estilo regionalista.
Antonio Amián Austria, orfebre cordobés, desarrolló su extraordinario talento tanto en Madrid, como cincelador de la Corte, como en Sevilla, donde además ejerció de prioste, vestidor y diseñador.

En 1884 diseñó para la Cofradía de San Bernardo un manto de salida, bordado por las Hermanas Cuadra, que hoy conserva la Hermandad del Mayor Dolor de Jerez de la Frontera. Esta pieza es sumamente relevante, pues incorpora por primera vez los motivos de «dragones» o «delfines» en la composición.

Esta idea, recurrente en sus trabajos, tuvo su continuidad más evidente en el manto de la Virgen de Regla de los Panaderos (hoy perteneciente a la Soledad de Cantillana). Dicha obra, bordada también por Ojeda en 1899 bajo diseño de Amián, resulta una pieza «hermana» de la túnica del Señor del Silencio. Basándonos en estas similitudes, nos inclinamos a señalar a Antonio Amián Austria como el autor del diseño.

La túnica presentaba una hermosa composición simétrica, predominantemente vegetal, que incluía elementos del repertorio renacentista —como dragones y jarras— junto a otros propios del Art Nouveau, —como las sinuosas lazadas o los racimos de frutas—.
Gracias al material gráfico proporcionado por la Hermandad, ha sido posible recuperar el diseño de la parte frontal y lateral con un 90% de fidelidad. Para la parte trasera, de la que no existen fotografías, ha sido necesario aplicar cierta creatividad, siempre con la intención de lograr un resultado armónico con el conjunto.
La recuperación del diseño ha corrido a cargo del artista Antonio Castro del Pozo, a quien la Hermandad agradece su trabajo e interés en este encargo.



