
El Bautismo de Cristo
Fotografía: Diego Posada
El Bautismo de Cristo.
Anónimo sevillano.
Primera mitad del siglo XVIII.
Real Parroquia de Santa María Magdalena, Sevilla.
Óleo sobre lienzo.
La representación de la escena del Bautismo de Cristo en el río Jordán por san Juan Bautista es una representación iconográfica que cuenta con gran cantidad de ejemplos a lo largo de toda la historia del Arte. Se trata de un tema que no sólo refiere lo narrado en uno de los pasajes más relevantes referido por los cuatro evangelistas, en tanto que con el signo del precursor purificando con agua el cuerpo del Redentor y la teofanía del Espíritu Santo descendiendo sobre Jesús, que es proclamado en ese momento como el hijo amado, en quien Dios se complace, comienza la vida pública de Cristo. Además de esto, se trata de un pasaje en el que se materializa la institución del sacramento de la iniciación cristiana. Esta es la razón por la cual su representación es muy frecuente en baptisterios y capillas bautismales como catequesis de la importancia del signo de remisión del pecado original y de la incorporación al cuerpo místico de Cristo que implica el sacramento del bautismo.
Procedente del antiguo templo parroquial dedicado a Santa María Magdalena en Sevilla para el que al parecer fue pintado a finales del siglo XVII o muy al principio del siglo siguiente, este interesante lienzo se conserva en la capilla de los pies del lado de la Epístola de la iglesia del antiguo convento dominico de san Pablo, donde hoy radica la mencionada parroquia de la Magdalena, siendo el aludido espacio empleado como baptisterio.
Atribuida por Valdivieso al quehacer de Juan Simón Gutiérrez por analogías con la pintura del mismo tema documentada y conservada en la parroquia de San Pedro, ha sido en cambio adscrita por Porres a los pinceles de Esteban Márquez, igualmente por razones formales, sin que por el momento haya evidencias documentales que lo confirmen. La pintura, felizmente recuperada por Carlos Peñuela tras un proceso de conservación y restauración hace pocos años recuerda en su esquema compositivo, como ya indicó el primero de los citados, a la que Bartolomé Esteban Murillo ejecutase para el ático del retablo de la capilla de san Antonio de la catedral, donde se ubica la pila bautismal del templo metropolitano. Cristo aparece arrodillado a la izquierda de la composición en actitud reverente ante su primo, que erguido derrama con no menos unción el agua bendita de una venera sobre la cabeza de Jesús. Dos figuras angélicas compensan la escena sosteniendo en el aire los vestidos del bautizado. La paloma que representa a la tercera persona de la Trinidad aparece en un rompimiento de Gloria sobre la cabeza de Cristo.
Pedro M. Martínez Lara

