San Juan Bautista niño de Esteban Murillo

 

San Juan Bautista niño de Esteban Murillo

   Fotografía: Archivo Museo de Bellas Artes de Sevilla

San Juan Bautista niño. 

Bartolomé Esteban Murillo 

1671.

Hospital de la Santa Caridad de Sevilla.

Óleo sobre lienzo, 84 x 56 cm.

 

El encargo realizado por Miguel Mañara a Bartolomé Esteban Murillo para la iglesia del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla contempló la creación de un gran programa iconográfico que mostrara las obras de misericordia, función a la que estaba dedicada esta institución desde su creación en el siglo XV, y dos pinturas más que representaran al Niño Jesús y San Juan Bautista niño. Mientras las pertenecientes a la serie de obras de caridad tienen un carácter narrativo y grandes formatos para ocupar la parte superior de los muros de la iglesia y dos retablos marco, tanto ésta de San Juan Bautista niño como la del Niño Jesús estaban destinadas a integrarse en los áticos de los retablos del crucero, teniendo menores proporciones y composiciones más sencillas que presentan a Jesús, sobre una gloria de ángeles dirigiendo la mirada al cielo y apoyando su mano sobre el orbe, y a San Juan, ante un paisaje junto al Cordero Místico.

En torno a la fecha de ejecución de estas obras, la representación de San Juan Bautista niño en solitario ya había calado profundamente en el sentimiento religioso de la sociedad sevillana por la delicadeza con que Murillo supo captar su espiritualidad, un tema que, ante la gran demanda devocional, generó un considerable número de variaciones con ejemplos tan excepcionales como los conservados en el Museo del Prado, en el Kunsthistorisches Museum de Viena o en la National Gallery de Dublín. En todos ellos, Murillo concibe a San Juan Bautista niño entre la interpretación que hizo de la infancia en sus escenas de género, en las que capta el carácter más genuino de lo mundano con niños desfavorecidos en situaciones cotidianas y actitudes desinhibidas, y la más excelsa de lo divino y lo sagrado que consiguió reflejar en sus representaciones del Niño Jesús. En esta pintura, San Juan aparece a muy corta edad mirando al frente de forma muy espontánea y ligeramente inclinado para mostrar el cordero mientras sostiene la cruz como premonición del sacrificio de Cristo y la filacteria en la que anuncia su llegada “ECCE AGNUS DEI…”.

Con una expresión artística que ha definido gran parte de su obra, Murillo muestra la libertad, inocencia y ternura propias de la infancia y refleja de forma magistral la amabilidad de un rostro extraordinariamente bondadoso, idealizado en su santidad aunque fiel a la estética del pleno naturalismo, corriente en la que alcanzó logros que le han llevado a ser considerado uno de los maestros más representativos de la pintura barroca europea.

 Jesús Cueva García

IR A LA SIGUIENTE OBRA 

Ir a la página principal                                                                               Ir al plano de la exposición

Compartir