
San Juan Bautista niño de Luis Salvador Carmona
Fotografía: José María Pichardo
San Juan Bautista niño.
Luis Salvador Carmona.
Ca. 1740 – 1767.
Monasterio de Santa Paula, Sevilla.
Madera tallada, policromada y ojos de cristal.
Según Sánchez-Mesa, esta delicada efigie del Precursor perteneció al convento de San José de carmelitas descalzas de Granada, aunque a comienzos de los años setenta del siglo pasado ya se encontraba en el monasterio de San Jerónimo de la misma ciudad, donde la estudió el citado investigador. Algún tiempo después pasaría al monasterio sevillano de Santa Paula, probablemente por mediación de Sor Cristina de la Cruz y Arteaga.
Desde que Gallego Burín la relacionara con José Risueño (1665-1732) la pieza ha sido insistentemente catalogada como obra del escultor granadino. Sin embargo, su técnica y morfología permiten identificarla como una genuina creación del escultor castellano, afincado en Madrid, Luis Salvador Carmona (1708-1767), según advirtiera Roberto Alonso y secundara Urrea.
El infante se dispone desnudo y en pie sobre un promontorio rocoso, apoyando su mano sobre el lomo del simbólico cordero al que señala con el dedo índice, en alusión a la célebre frase pronunciada en su encuentro con Jesús: Ecce Agnus Dei, qui tollit Pecatum mundi (Jn, 1: 29). La elevación del pie izquierdo sobre la roca genera un elegante contraposto con el balanceo de las extremidades, la cadera y la cabeza.
El escultor repetiría esta fórmula al pie de la letra en el San Juanito de la parroquia de La Granja de San Ildefonso y en otro más conservado en el convento de capuchinas de Tuleda, con los que también se hermana en su tipo físico, de candorosa expresión y rizada cabellera, con un característico remolino sobre la frente. El mórbido modelado de su anatomía contrasta con la textura lanosa del cordero, avalando la maestría técnica de Carmona en el manejo de la gubia. Estos valores plásticos se ven sublimados por la exquisita policromía, obra de un anónimo pintor, que acentúa el sentido naturalista de una de las imágenes del Bautista más inspiradas que alumbró la escultura española del XVIII.
Manuel García Luque

