San Juan Bautista adulto

 

San Juan Bautista adulto

Fotografía: Manuel Jesús Rodríguez Rechi

San Juan Bautista adulto

Anónimo. Siglo XIV

Capilla de San Gregorio (actualmente). Catedral Metropolitana de Sevilla

Madera tallada y policromada

 

San Juan Bautista es representado de adulto con rasgos de un “asceta” desnutrido y esquelético, ya que se alimentaba de “langostas y miel silvestre” mientras predicaba en el desierto de Judea. Su aspecto no será muy diferente durante el Renacimiento, apareciendo quemado por el sol en algunas ocasiones, con barba larga y descuidada, así como una melena voluminosa. Durante la Edad Media, San Juan portaba sobre su brazo el Agnus Dei o “Cordero Divino” y más tarde, a partir del Renacimiento, este aparecería a los pies del santo.

Habitualmente, es representado con un sayo de pelo de camello (trikhinon himation) ajustado a la cintura mediante un cinturón de cuero o con una túnica, a veces corta y otras veces larga. En occidente, el sayo de camello fue sustituido por una piel de oveja o de cabra que dejaba al descubierto parte de su anatomía como las piernas, los brazos y parte del torso.

La obra “San Juan Adulto”, de la catedral hispalense, es una obra realizada en madera tallada y policromada a mediados del siglo XV por un artista anónimo para el tímpano de la Puerta del Pilar, entre la famosa Puerta del Lagarto y el acceso de subida a la torre alminar. Dicha pieza escultórica presenta elementos formales de un artista de tradición franco-flamenca, donde el movimiento es leve o se insinúa moderadamente. El santo es representado erguido, con rasgos anatómicos esquemáticos  y con evidente desproporción en manos y pies. Es una figura no excesivamente expresiva aunque ya se intuye el movimiento y la comunicación a través del giro de la cabeza del santo hacia el Cordero Divino que porta sobre su brazo izquierdo.

Su cabeza muestra una importante melena con largos mechones de cabello, así como un desarrollado bigote y una barba muy poblada, y todo, con un importante trabajo de gubia. Tiene los ojos cerrados y almendrados, nariz aguileña y huesuda, pómulos y arco superciliar muy marcado y boca amplia. Los brazos y piernas no están muy anatomizados y viste una túnica y sobre ella, un mantolín rojo con pliegues duros y rígidos propios del naturalismo gotizante de dicha centuria; dicho mantolín rojo, es símbolo del martirio sufrido al ser degollado. Lleva bajo su brazo izquierdo al Cordero Divino, el cual, mira de frente al espectador y muestra unos rasgos igualmente esquemáticos. Dicha imagen, posee una peana en piedra de reducidas proporciones donde aparece un querubín en la parte central.

 

                                                                                              Alberto Granados Román

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